El zorrero reciclador

Opinión
Por: Antonio Caballero Publicación: Revista Semana - 05/31/2008

Qué fe pública puede quedar en un país cuando un politiquero recibe una notaría como pago por su voto para quebrar la constitución a favor de un presidente

El gobierno de Álvaro Uribe, que fue elegido y reelegido Presidente para luchar contra la corrupción y la politiquería -o al menos prometía eso, y hubo quien se lo creyó- ha resultado posiblemente el más politiquero y el más corrupto, y, lo que es más grave, el más corruptor que haya tenido Colombia en los últimos cien años. Y no es fácil, porque la competencia es dura.

Sin embargo dice Uribe que él "persuade, pero no compra conciencias". De las conciencias no opino, porque cada cual conoce sólo la suya propia: y hasta el ex presidente Andrés Pastrana negó que hubiera vendido la de él cuando se volvió entusiasta pero fugazmente uribista mientras le duró el cargo de embajador en Washington. Pero a Uribe sí le hemos visto comprar todo lo demás, muchas veces en público. Ha comprado elecciones y reelecciones, ha comprado falsos atentados con bomba, ha comprado lobby para su TLC en el Congreso de los Estados Unidos, ha comprado información de inteligencia, ha comprado manos humanas cercenadas. Me recuerda a esos zorreros que pasaban en mi infancia por las calles de Bogotá gritando:

-¡Boteeeeellas, trastos, papeeeel...!
Y de las puertas salían las Yidis y echaban en la zorra cartones y periódicos viejos, bombillas fundidas, un Teodolindo o dos: lo que sobrara en la casa.
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