ContraVersión: El “estado de opinión”


Por: Carlos A. Lozano Guillén Publicación: Edición 2502 ★Voz

Muy peligrosa la tesis del “estado de opinión”, que expuso el presidente Uribe Vélez, el 20 de julio pasado, en la instalación del período legislativo del Senado y la Cámara. Pasó un poco inadvertida, pero lo dicho es propio de la ideología totalitaria del mandatario, distante del Estado Social de Derecho.

Según Uribe Vélez, el “estado de opinión” está por encima del Estado Social de Derecho y es un “bien” para la democracia porque es el nivel de aceptación que puede tener un propósito cuando es respaldado por la mayoría. Esta extraña figura uribista, según el mandatario, expresa la voluntad ciudadana y es la que evita el desborde de los otros poderes. Aunque tal y como la explica el Presidente, nada tiene que ver con la participación ciudadana a través de alguno de los mecanismos establecidos en la Carta y menos en las decisiones soberanas del Constituyente primario.

El “estado de opinión” es una forma primitiva de medir la mayoría democrática a través del estado de ánimo de la ciudadanía y de los resultados de las mediciones de las encuestas, barómetro poco confiable y arbitrario en la forma en que lo realizan las firmas conocidas en Colombia por su oficialismo, que siempre favorecen a Uribe como si fuera Superman.

El “estado de opinión” es más bien una amenaza autoritaria, una especie de chantaje a la Corte Constitucional que tiene que fallar la legalidad de la aprobación del referendo y a la Corte Suprema de Justicia que investiga el cohecho en que incurrieron congresistas oficialistas al aprobar la primera reelección. Es una peligrosa intromisión del Ejecutivo en los asuntos de las otras ramas del poder público, porque más o menos la “avionada” uribista lo que pretende decir es que para qué la intervención de otros poderes cuando los sondeos de opinión favorecen a su reelección.

En la “Casa de Nari” están desesperados, no sólo por la cantidad de irregularidades e ilegalidades del referendo, empezando por la dudosa financiación, sino porque las propias contradicciones internas en las toldas uribistas amenazan con hundirlo y sepultarlo. La ambición y la egolatría de Uribe Vélez no tiene límite para imponer su segunda reelección a como dé lugar, no importa si hay que atropellar la Constitución y hasta el interés común de los colombianos.

Muestra el talante totalitario y por ende autoritario de Uribe, pero es una práctica peligrosa que puede llevar el país a situaciones de mayor envergadura. Este tema de las bases militares, no hay duda que tiene que ver con el logro de la reelección a cualquier precio, no importa la entrega de la soberanía territorial y nacional, inclusive si es el caso, hasta habría que tener una guerra con el vecino, como lo hizo Fujimori en Perú cuando le declaró la guerra a Ecuador para abrirle paso a su reelección. Uribe recorre el mismo camino de Fujimori ahora en prisión. Cualquier parecido no es simple coincidencia.

carloslozanogui@etb.net.co

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