Por: José Rafael Espinel Páez[1]
Coordinador
de Organizaciones Sociales, PDA Cundinamarca.
Cuando en los noventa explicamos que la Ley 100 no era conveniente, pues convertía
la salud en un negocio (menos salud igual a mayor ganancia para las EPS), se
nos increpó diciendo que no era cierto,
que la empresa privada era más eficiente que la pública y no era corrupta. Después
de dos décadas, el desastre es de gran magnitud: hospitales en quiebra, paseos
de la muerte, corrupción privada con campos de golf y excentricidades a cargo
de los dueños de las EPS (Ver http://bit.ly/19eYkZC). Hoy es evidente que el sistema está a punto de colapsar.
Todos piden
a gritos una reforma. El problema es que nuevamente nos quieren dar la misma
pócima pero en envase diferente. Dicho coloquialmente, nos cambian la música
pero conservan la misma letra. Por
ejemplo, el presidente Juan Manuel Santos afirmó que con la actual reforma se
acabarán las EPS. El ministro de Salud Alejandro Gaviria hace coro: "La reforma no privatiza los recursos,
los recursos son públicos y lo seguirán siendo" (Ver http://bit.ly/XmfJeC).
El numeral h del artículo 27 de la reforma señala: “Funciones de los Gestores de Servicios de
Salud: Auditar las facturas por servicios prestados, realizar el reconocimiento
de los montos a pagar y ordenar los giros directos desde Salud-Mía a los
Prestadores de Servicios de Salud que hacen parte de la Red de Prestadores de
Servicios de Salud y proveedores de medicamentos y dispositivos médicos” (Ver http://bit.ly/Yneo53 ).
El ratón cuidando
el queso.
¿Qué toca
hacer? Con mucha paciencia explicarle a la gente que el meollo del problema radica
en la privatización de la salud y demás servicios públicos con un criterio que los
concibe como negocio. Para los privatizadores todo negocio debe generar
utilidades. Lo hacían las EPS y ahora, con la reforma, las llamadas Gestores
de Servicios de Salud, GSS. Cuantos más clientes –nombre que se les da a los
enfermos– más ganan. Por eso hoy en Colombia, no se cuenta con una política pública
en prevención.
Recordemos
que el Congreso en la época de Uribe hundió el referendo que defendía el agua
como un derecho fundamental. Así suene macabro, menos agua potable implica más
enfermos y más dinero para el negocio.
La bancada
oficialista del Congreso es casi la misma del cuatrienio anterior. La única
diferencia es que la manguala de hoy es comandada por Juan Manuel Santos. Fue
la bancada que el pasado 5 de junio aprobó en Comisiones Primeras de Cámara y Senado
el Proyecto de Ley Estatutaria de Reforma
a la Salud, que deja intacta la ganancia que las EPS o GSS reciben por enfermo,
ganancia denominada ‘incentivo’. Al mono,
así lo vistan de seda, mono se queda.
Para darles
más utilidades a los dueños del negocio, la reforma pretende acabar con la
tutela. Como lo señalara el senador Jorge Enrique Robledo Castillo: “Es evidente que a este gobierno le molesta
la tutela. Lo que resulta más molesto es que no lo dicen abiertamente” (Ver
http://bit.ly/14BfLww).
Afortunadamente,
hay muchas cosas a favor. Crece el
descontento entre la población, y varios sectores ven la necesidad de unirse para
defender sus intereses. Nombremos solo algunos casos: 1) La gigantesca
concentración en Bucaramanga para defender el páramo de San Turbán, 2) la unidad
de amplios sectores en La Guajira para oponerse a la desviación del río Ranchería,
3) el paro cafetero nacional, 4) la marcha de paperos contra las importaciones,
5) la lucha de empresarios contra el TLC con Corea y 6) los zapateros grandes y pequeños contra el
libre comercio del calzado, entre muchos otros.
También es
bueno mencionar la lucha pacífica del movimiento estudiantil, aglutinado en la
MANE, por una cultura nacional, científica y democrática, movimiento que logró
detener la reforma a la educación superior. Y la movilización en contra de la
reforma a la Justicia y también el destacado contingente de valientes
congresistas de la oposición, que no se
venden ni se amilanan por el hecho de estar en minoría.
Los resultados
están a la vista y son inmensos los
daños causados a la población por el actual modelo neoliberal implantado por el
capital financiero. Es importante
profundizar la discusión que se está dando en el país en torno a una “reforma
estructural y profunda de la salud”, pero debemos estar alertas y no permitir
que prosperen las trampas, martingalas, mentiras y engaños del gobierno.
De tal
manera que podamos unir y movilizar a la población en
torno a un modelo de salud, que sin
volver al pasado, aprendiendo de sistemas como los de Alemania y Canadá,
finalmente logremos que el agua y la salud se presten cobrando todos los costos,
a quienes los puedan pagar, pero sin ganancia, y por fin logremos que la salud
sea verdaderamente un derecho fundamental para los colombianos.
Cundinamarca, Junio 13 de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario